Nuevos datos para relacionar más estrechamente la matanza de Niza con el islamismo radical y para reforzar que tuvo inspiración yihadista. Los investigadores han descubierto que Mohamed Lahouaiej Bouhlel, el terrorista que provocó la matanza, hizo numerosas búsquedas en Internet sobre matanzas del ISIS en fechas previas al ataque, se dejó la barba a comienzos de mes como signo religioso y comentó con sus amigos delincuentes que no entendía por qué los yihadistas no podían tener un Estado propio.
Después de que el sábado el ISIS difundirá un comunicado en el que se responsabilizaba del ataque, esos nuevos datos de la investigación indican que el “acto terrorista premeditado” respondió a fórmulas reclamadas por la cúpula del Estado Islámico, como ha indicado François Molins, fiscal de París encargado del caso.
Sin embargo, Molins ha insistido en que, hasta el momento, no se ha descubierto dato alguno en el teléfono del terrorista abatido por la policía ni en su ordenador que demuestre su pertenencia al ISIS o su juramento o compromiso de lealtad a esa organización. En el citado comunicado, el grupo yihadista calificaba a Lahouaiej como "un soldado" del Estado Islámico.
Para el fiscal, se trata de “un terrorista de proximidad”, un individuo, en ocasiones perturbado, que atiende las llamadas del ISIS para que cometa atentados en su nombre sin haber tenido entrenamiento previo ni haber estado en combate en Siria o Irak.
De acuerdo con el análisis del ordenador, es solo a partir del 1 de julio cuando hace búsquedas sobre estos temas: fiesta nacional francesa (14 de julio) y fuegos artificiales como los organizados ese día en Niza en el Paseo de los Ingleses; “horribles accidentes mortales” y “videoshocks terribles, abstenerse”.También sobre las matanzas de Dallas y Orlando, esta última cometida en nombre de los yihadistas en una discoteca.
Diez días antes del atentado del 14, Lahouaiej Bouhlel se dejó crecer la barba “explicando que la significación de esa barba era religiosa”, según han declarado amigos del terrorista detenidos. A uno de esos amigos, ha relatado Molins, “le mostró un vídeo de decapitación de rehenes y, ante la sorpresa de su interlocutor, le respondió que él estaba acostumbrado”.
