Unas elecciones con lo nuevo, lo viejo y lo de siempre, realizará Chile
Chile celebrará este domingo unas elecciones marcadas por hechos inéditos como una nutrida lista de candidatos que buscan ponerse la banda presidencial, un anquilosado sistema binominal para escoger parlamentarios y la sostenida imposibilidad de votar desde el extranjero.
Una curiosa mezcla que, con sus contradictorios
componentes, refleja lo que Chile es hoy: un país que crece con
estabilidad, pero en el que amplios sectores sociales han comenzado a
reclamar en las calles los beneficios de la bonanza, más democracia y un
rol activo del Estado, según revelan diversas encuestas.
"Chile cambió, es un nuevo ciclo político y
económico", declaró el expresidente Ricardo Lagos, frase que replican
analistas políticos de distinto signo, para intentar explicar las
curiosidades de los comicios de mañana.
Una de ellas es que la papeleta presidencial
contiene por primera vez nueve candidatos, que proponen desde una
radical reversión del modelo neoliberal que imperado en Chile desde hace
décadas, hasta una prolongación del mismo sistema, pero con algunos
ajustes en pro de una mayor equidad.
Cada uno a su estilo, los candidatos
presidenciales han tratado de captar las preferencia de los 13,5
millones de potenciales votantes, aunque la exmandataria Michelle
Bachelet, líder del bloque de centro izquierda al que por primera vez se
incorpora formalmente el Partido Comunista, es quien lleva la
delantera, según todos los sondeos.
Le sigue, a bastante distancia, la abanderada de
la derecha gobernante, la exministra Evelyn Matthei, quien ha
desarrollado una breve pero agresiva campaña, que no ha arrojado buenas
cifras en las encuestas y que amenaza con desembocar en uno de los
peores resultados para su sector desde el retorno a la democracia, en
1990.
Analistas han intentado afinar sus pronósticos
electorales, pero sin demasiado éxito, ya que otra de las novedades de
estos comicios es el voto voluntario, que se estrenó el 2012 en los
comicios municipales, pero que por primer vez se aplica a un proceso
presidencial y parlamentario.
Especialistas electorales apuestan a una votación
en torno a 7,5 millones de personas, que podría favorecer el triunfo de
Bachelet en primera vuelta, algo que no ocurre con un candidato
presidencial desde 1993.
Pero todo está por verse, porque también hay
quienes creen que el descontento popular con los partidos políticos de
distinto signo, que según las encuestas tienen un magro apoyo en torno
al 20 por ciento, puede traducirse en una considerable abstención, lo
que afectaría el peso específico del triunfo de cualquier candidato.
Tal vez por eso, el presidente Sebastián Piñera
realizó este sábado un último llamamiento a los ciudadanos para que
mañana acudan de manera masiva a las urnas, una convocatoria que ha sido
reiterada por todos los candidatos.
La inquietud por la abstención no sólo afecta al
resultado de la presidencial, sino con más fuerza aún a lo que ocurra
con el Parlamento, que se renueva parcialmente.
En esta votación todavía sigue vigente el sistema
electoral binominal, que favorece a las mayorías logradas por los pactos
políticos y no por los candidatos individuales.
Pero la derecha teme que una escasa participación
de su electorado merme su poder en el Congreso y abra una espacio a
reformas políticas como una nueva Constitución, que proponen siete de
los nueve candidatos.
Incluso un movimiento ciudadano, que promueve la
convocatoria a una Asamblea Constituyente para generar una nueva carta
fundamental, ha llamado a marcar los votos presidenciales en un costado
con la sigla "AC", lo cual no invalida la papeleta.
Para hacer el panorama aún más complejo, esta vez
se elegirá por primera vez a los miembros de los consejos regionales,
los organismos encargados -entre otras cosas- de gestionar los recursos
de cada ministerio destinados a las distintas zonas del país.
En total son 1.382 postulantes, la mayoría de ellos "ilustres desconocidos", que aspiran a ocupar 278 cargos.
El entusiasmo de los candidatos por estos puestos
ha sido tan inesperadamente alto en algunos lugares, como la norteña
región de Arica, que los 70 postulantes han configurado una papeleta de
votación del tamaño de un televisor de 14 pulgadas.
Cambios más, cambios menos, lo que se mantiene inalterable es la situación de los chilenos que viven en el exterior.
Aunque fue una de las promesas de campaña del hoy
presidente Sebastián Piñera, el proyecto de ley que pretendía darles
derecho a voto no ha prosperado y deberán conformarse con seguir mirando
desde lejos la suerte de su país o, a lo más, participar en una
simbólica votación por internet que ha organizado la ONG Voto Ciudadano.