El
7 de marzo de 1965, el domingo sangriento de la lucha por los
derechos civiles, el joven John Lewis lideraba la primera marcha de Selma sobre
el puente Edmun Pettus cuando las autoridades locales les obligaron a
detenerse. Les dieron un plazo de dos minutos para dar la vuelta y regresar a
la capilla de la que habían partido. Una de las pocas imágenes de aquel día
muestra a Lewis, ahora congresista demócrata por el Estado de Alabama, tirado
en el suelo, levantando tímidamente una mano mientras se acerca un policía a
agredirle. El que fuera fundador del Comité de Acciones Estudiantiles No
Violentas es hoy, con 73 años, el único superviviente de los líderes que
participaron en la marcha sobre Washington hace 50 años.
Pregunta. ¿Cómo
describiría el estado de las relaciones raciales en Estados Unidos en el 50º
aniversario del histórico discurso del reverendo Martin Luther King?
Respuesta. Cincuenta
años después de ese discurso esta nación es mejor, somos un pueblo mejor. Hemos
superado muchos problemas raciales y hoy aquellos carteles que hablaban de
ciudadanos blancos y ciudadanos de color, clientes blancos y clientes de color…
todos han sido eliminados y nunca regresarán. El único sitio donde los puedes
encontrar hoy es en un libro de texto, en un museo o en un vídeo. Hemos
progresado hasta librarnos de la lacra del racismo, pero todavía queda un largo
camino por recorrer.
P. ¿Qué
falta por lograr en las relaciones raciales?
R. Aún
quedan por elegir muchos más políticos y autoridades de minorías raciales,
latinos, asiáticos, afroamericanos. La elección de un afroamericano como Barack
Obama en la presidencia puede hacer pensar que ya hemos logrado este paso tan
importante, pero hay demasiados candidatos que se han quedado en el camino. La
llegada de Obama a la Casa Blanca no debe ser interpretada como el inicio de
una era posracial. Todo el mundo se pregunta si su mandato supone que se haya
cumplido el sueño de Martin Luther King, yo creo que solo nos han pagado una
señal.
P. ¿Cuáles
son los mayores desafíos en términos de raza en la actualidad?
R. El
desafío actual es lograr organizar y movilizar a un gran número de personas
para que formen parte de otro gran movimiento que convierta este país en una
nación acromática, que no distinga entre razas, que sea verdaderamente
multirracial. Pero esto exige trabajar en varios frentes a la vez: necesitamos
que más ciudadanos participen en las elecciones y en todo el proceso
democrático, que más afroamericanos accedan al sistema judicial, que se
conviertan en abogados, fiscales, jueces..., que hagan todo lo que sea posible
para que de verdad la justicia esté al alcance de todos.
P. El
Tribunal Supremo anuló el pasado mes de junio un apartado esencial de la Ley de
Derecho a Voto. ¿Es este el golpe más duro recibido por la legislación en sus
48 años de historia?
R. La
decisión de los jueces al revocar una parte esencial de la ley de 1965 es el
ataque más devastador contra los derechos de los ciudadanos para participar en
el proceso democrático. Ahora estamos preparando el borrador de una nueva
legislación que ya tiene apoyo de demócratas y republicanos en la Cámara de
Representantes. Confío además en que puede salir adelante con el respaldo de
todos, porque sabemos que es una ley necesaria.
P. ¿Cuál
es el siguiente paso, ahora que se cumplen casi 50 años de aquel logro?
R. Hacen
falta muchos más ciudadanos de minorías raciales representados entre los
políticos y autoridades. Hacen falta más asiáticos e hispanos y muchas más
mujeres para que sigamos derribando barreras. El reverendo King siempre
defendió que no necesitamos solamente ciudadanos libres, sino llegar a ser una
nación libre. Este proceso de cambio nunca irá hacia atrás, ahora ya solo puede
ir hacia delante. Nunca retrocederemos.
P. Usted
ha afirmado que Barack Obama es “lo que había al otro lado del puente de
Selma”, donde se celebraron las históricas marchas de 1965 en Alabama. ¿Qué
vendrá después de Barack Obama?
R. Si
miramos a nuestro alrededor sabemos que somos un país distinto después de estas
cinco décadas. No se trata solamente de su elección como presidente. A pesar de
toda la lucha y de todas las dificultades, sabemos que permanece esa sensación
de optimismo, de esperanza. Me gustaría que se cumpliera el sueño de King y de
verdad nos convirtamos en una nación en comunidad, una sociedad en paz, y creo
que si lo hacemos bien, nos podemos convertir de verdad en un modelo de
integración para el mundo. A veces cuando consigues pequeños logros te
preguntas qué es lo siguiente, qué más podemos hacer. Pero mientras siga
habiendo ciudadanos encarcelados simplemente por su raza, mientras sigan
teniendo vigencia tantos prejuicios, mientras siga habiendo sufrimiento,
debemos seguir luchando. Ahora mismo sigue habiendo 11 millones de personas en
este país que tienen que vivir escondidos, en las sombras. Sé que si Martin
Luther King fuese a hablar en la marcha que se celebra esta semana pediría al
Congreso que regularizara a todos los indocumentados y que lo hiciera de manera
inmediata.