Ni
Rafael Correa ni Evo Morales tienen el peso político del venezolano para
sustituir el liderazgo y activismo que éste ha ejercido en los últimos 13 años
Una
eventual inhabilitación del presidente venezolano Hugo Chávez produciría un
reacomodo de fuerzas en América Latina, en el cual Brasil consolidaría su
liderazgo regional, el bloque de la Alianza Bolivariana para los Pueblos de
Nuestra América (ALBA) y los países que lo integran se verían muy debilitados y
Cuba y Nicaragua podrían padecer desabasto energético.
Ni el presidente ecuatoriano, Rafael Correa, ni el de Bolivia, Evo Morales, tienen el peso político del mandatario Chávez para sustituir el liderazgo y activismo que éste ha ejercido en los últimos 13 años en Latinoamérica.
El primer impacto de una posible ausencia de Chávez sería sobre el ALBA, bloque izquierdista latinoamericano impulsado por el convaleciente gobernante venezolano e integrado por Bolivia, Cuba, Ecuador, Nicaragua, Dominica, San Vicente y las Granadinas, Antigua y Barbuda y Venezuela.
Sin Chávez, el ALBA va a perder mucho peso en la región, y aunque presidentes como Correa y Morales tienen un reconocimiento, no tienen todos los contundentes recursos de poder de Chávez (petróleo, carisma, seguidores), y sus países pesan menos desde el punto de vista geopolítico. Ninguno de ellos está en condiciones de reemplazar a Chávez y la eventual pérdida del mandatario venezolano sería un golpe terrible para Ecuador y Bolivia.
El sucesor
El pasado 8 de diciembre, el presidente Chávez anunció de manera sorpresiva a los venezolanos la reaparición del cáncer que lo aqueja desde hace año y medio y dijo que en caso de que esa enfermedad lo inhabilite y “algo ocurriera”, el canciller y vicepresidente venezolano, Nicolás Maduro, debe ser su sucesor y ser elegido como el nuevo presidente. Por primera vez, el gobernante sugirió de manera abierta que puede morir y todo el mundo se pregunta qué pasará en el país petrolero y en la región si llegara a faltar.
Para muchos analistas de periódicos en Venezuela, Ecuador, Chile, Nicaragua y Bolivia, Maduro no tiene la fuerza para sustituir a su mentor en el escenario regional. Aunque tiene una buena imagen internacional y se le percibe como un moderado, Maduro no tiene toda esa capacidad de movilización y de retórica que tiene Chávez; su personalidad es otra, y es muy difícil que cuente con todos los recursos petroleros con los que contó Chávez.
Parte del liderazgo regional que construyó Chávez desde su llegada al poder, en 1999, estuvo muy amarrado a una diplomacia petrolera que no es nueva en Venezuela, pero que él llevó a una situación extrema que a Maduro le va a ser muy difícil sostener, porque la ayuda que canaliza Venezuela al exterior es un tema muy sensible en el país, inclusive dentro de las mismas bases chavistas. A Chávez se le tolera, pero quién sabe a otro presidente que no tenga su fuerza y legitimidad. Según la oposición venezolana, el gobierno del presidente Chávez destina 10 millones de dólares al año en ayudas a otros países de la región, en especial a Cuba, Nicaragua y Bolivia.
Se estima en 40 mil millones de dólares, cifra equivalente al 40% del gasto público de Venezuela, el monto de la deuda de las naciones de la ALBA y del acuerdo energético Petrocaribe con Petróleos de Venezuela (PDVSA).
Con una situación económica como la que vivirá Venezuela en 2013, cuando se espera una devaluación del bolívar frente al dólar y una desaceleración, será muy difícil sostener esas ayudas al exterior, sobre todo si falta Chávez.
Maduro tendrá más presión para no regalar el petróleo y los más afectados, con riesgo de desabasto (de crudo), serán Cuba y Nicaragua, que tanto dependen del petróleo y de la ayuda de Venezuela.
Brasil se reafirmaría
En caso de que Chávez se aleje de la escena regional se produciría un reacomodo de la jerarquía de poder a nivel latinoamericano en el que Brasil, gobernado por Dilma Rousseff, reafirmaría el liderazgo que ha venido ejerciendo en los últimos años. Una ausencia de Chávez le daría más poder a Brasil y se abriría paso un liderazgo regional más moderado.
Brasil tiene recursos muy importantes para reforzar su peso en la región en un escenario post-Chávez, como son el tamaño de su economía, que es la séptima del mundo; su peso geopolítico y su elogiado modelo de desarrollo, que combina políticas de mercado con una agresiva estrategia social.
El peor escenario para Venezuela y la región ante una hipotética inhabilitación permanente de Chávez sería una disputa de poder al interior del chavismo, lo que crearía una grave situación de inestabilidad en ese país.
En ese caso, Colombia (que comparte una frontera de 2,220 kilómetros con Venezuela) se vería afectada fundamentalmente en los territorios limítrofes, porque son muy interdependientes y tienen gran actividad económica y comercial, y porque eventualmente podría haber un retorno masivo de colombianos que viven en Venezuela (más de dos millones).
Ni el presidente ecuatoriano, Rafael Correa, ni el de Bolivia, Evo Morales, tienen el peso político del mandatario Chávez para sustituir el liderazgo y activismo que éste ha ejercido en los últimos 13 años en Latinoamérica.
El primer impacto de una posible ausencia de Chávez sería sobre el ALBA, bloque izquierdista latinoamericano impulsado por el convaleciente gobernante venezolano e integrado por Bolivia, Cuba, Ecuador, Nicaragua, Dominica, San Vicente y las Granadinas, Antigua y Barbuda y Venezuela.
Sin Chávez, el ALBA va a perder mucho peso en la región, y aunque presidentes como Correa y Morales tienen un reconocimiento, no tienen todos los contundentes recursos de poder de Chávez (petróleo, carisma, seguidores), y sus países pesan menos desde el punto de vista geopolítico. Ninguno de ellos está en condiciones de reemplazar a Chávez y la eventual pérdida del mandatario venezolano sería un golpe terrible para Ecuador y Bolivia.
El sucesor
El pasado 8 de diciembre, el presidente Chávez anunció de manera sorpresiva a los venezolanos la reaparición del cáncer que lo aqueja desde hace año y medio y dijo que en caso de que esa enfermedad lo inhabilite y “algo ocurriera”, el canciller y vicepresidente venezolano, Nicolás Maduro, debe ser su sucesor y ser elegido como el nuevo presidente. Por primera vez, el gobernante sugirió de manera abierta que puede morir y todo el mundo se pregunta qué pasará en el país petrolero y en la región si llegara a faltar.
Para muchos analistas de periódicos en Venezuela, Ecuador, Chile, Nicaragua y Bolivia, Maduro no tiene la fuerza para sustituir a su mentor en el escenario regional. Aunque tiene una buena imagen internacional y se le percibe como un moderado, Maduro no tiene toda esa capacidad de movilización y de retórica que tiene Chávez; su personalidad es otra, y es muy difícil que cuente con todos los recursos petroleros con los que contó Chávez.
Parte del liderazgo regional que construyó Chávez desde su llegada al poder, en 1999, estuvo muy amarrado a una diplomacia petrolera que no es nueva en Venezuela, pero que él llevó a una situación extrema que a Maduro le va a ser muy difícil sostener, porque la ayuda que canaliza Venezuela al exterior es un tema muy sensible en el país, inclusive dentro de las mismas bases chavistas. A Chávez se le tolera, pero quién sabe a otro presidente que no tenga su fuerza y legitimidad. Según la oposición venezolana, el gobierno del presidente Chávez destina 10 millones de dólares al año en ayudas a otros países de la región, en especial a Cuba, Nicaragua y Bolivia.
Se estima en 40 mil millones de dólares, cifra equivalente al 40% del gasto público de Venezuela, el monto de la deuda de las naciones de la ALBA y del acuerdo energético Petrocaribe con Petróleos de Venezuela (PDVSA).
Con una situación económica como la que vivirá Venezuela en 2013, cuando se espera una devaluación del bolívar frente al dólar y una desaceleración, será muy difícil sostener esas ayudas al exterior, sobre todo si falta Chávez.
Maduro tendrá más presión para no regalar el petróleo y los más afectados, con riesgo de desabasto (de crudo), serán Cuba y Nicaragua, que tanto dependen del petróleo y de la ayuda de Venezuela.
Brasil se reafirmaría
En caso de que Chávez se aleje de la escena regional se produciría un reacomodo de la jerarquía de poder a nivel latinoamericano en el que Brasil, gobernado por Dilma Rousseff, reafirmaría el liderazgo que ha venido ejerciendo en los últimos años. Una ausencia de Chávez le daría más poder a Brasil y se abriría paso un liderazgo regional más moderado.
Brasil tiene recursos muy importantes para reforzar su peso en la región en un escenario post-Chávez, como son el tamaño de su economía, que es la séptima del mundo; su peso geopolítico y su elogiado modelo de desarrollo, que combina políticas de mercado con una agresiva estrategia social.
El peor escenario para Venezuela y la región ante una hipotética inhabilitación permanente de Chávez sería una disputa de poder al interior del chavismo, lo que crearía una grave situación de inestabilidad en ese país.
En ese caso, Colombia (que comparte una frontera de 2,220 kilómetros con Venezuela) se vería afectada fundamentalmente en los territorios limítrofes, porque son muy interdependientes y tienen gran actividad económica y comercial, y porque eventualmente podría haber un retorno masivo de colombianos que viven en Venezuela (más de dos millones).
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Recursos Chávez destina unos 10 millones de dólares al año en ayudas a otros países de la región.
Recursos Chávez destina unos 10 millones de dólares al año en ayudas a otros países de la región.
Región
Liderazgo. Brasil tiene recursos muy importantes para reforzar su peso en la región en un escenario post-Chávez.
Liderazgo. Brasil tiene recursos muy importantes para reforzar su peso en la región en un escenario post-Chávez.