Salud de Hillary Clinton despierta dudas sobre su futuro político entre los Norteamericanos
La salud de la secretaria de Estado de EEUU saliente, Hillary Clinton, se ha convertido en objeto de escrutinio de medios y analistas del país, que reclaman más información sobre su estado y especulan sobre el posible impacto en su futuro político. Clinton recibió el miércoles el alta médica tras cuatro días ingresada en el Hospital Presbiteriano de Nueva York, al que llegó el domingo a causa de un coágulo sanguíneo situado en una vena que va del cráneo al cerebro, detrás de su oreja derecha.La imagen de su salida del centro, apoyada en su hija Chelsea y ataviada con gafas de sol, es la primera que los estadounidenses tienen de ella desde el pasado 7 de diciembre, cuando comenzaron sus problemas de salud con una afección estomacal.
El parón ha resultado extraño para los medios del país, acostumbrados a cubrir sin descanso su frenética actividad y que veían en su inminente relevo al frente del Departamento de Estado el preludio de una nueva carrera a la presidencia, en las primarias demócratas de 2016.
Al debate sobre sus posibles aspiraciones presidenciales se ha sumado ahora el factor de su salud, y en particular si ésta podría impedirle competir por la presidencia en el próximo ciclo, cuando Clinton tendrá 69 años.
Si bien muchos apuntan que el exmandatario Ronald Reagan tenía esa misma edad cuando llegó a la Casa Blanca, otros recuerdan que el político republicano tuvo que responder a innumerables preguntas sobre su salud, en un proceso que el excandidato demócrata John Kerry también soportó tras superar un cáncer de próstata en 2004.
Hasta el momento, los informes médicos de Clinton han llegado a cuentagotas, lo que ha llevado a muchos medios a reclamar más información sobre su estado, incluso después de que la funcionaria abandonara el hospital y el Departamento de Estado asegurara que sus médicos esperan una "recuperación completa".
Los interrogantes han llegado también desde el Congreso, donde varios republicanos acusaron a Clinton de contraer la "gripe de Bengasi" para evitar comparecer ante la comisión que investiga el ataque contra el consulado de EEUU en Bengasi (Libia), en el que falleció el embajador estadounidense, Chris Stevens, y otros tres compatriotas.
La portavoz del Departamento de Estado, Victoria Nuland, recordó el miércoles que Clinton sigue "abierta a comparecer en el Congreso" acerca de Bengasi, y consideró que su equipo ha sido "extremadamente claro" sobre su estado de salud.
No obstante, la secuencia de acontecimientos que la han mantenido indispuesta -una gripe estomacal seguida de una conmoción que le provocó el coágulo- ha alimentado las teorías de quienes ven una "ausencia de transparencia" en la versión oficial, como la definió el exembajador estadounidense ante la ONU John Bolton.
La cadena NBC reclamó esta semana acceso al historial médico de la secretaria de Estado, y el corresponsal médico de ese canal advirtió en directo a los espectadores que "hay algo que no nos están contando, porque cuando los coágulos proceden de conmociones, normalmente no pueden tratarse con anticoagulantes".
Otros medios, como la cadena CNN, han consultado a doctores sobre la trombosis en la vena cerebral que padece Clinton hasta determinar que es poco común y que le obligará a medicarse durante meses.
Según Jack Ansell, un experto en trombosis en el hospital de Lenox Hill en Nueva York, es poco probable que el problema sea un obstáculo en una supuesta carrera presidencial de Clinton, que ya tuvo otro coágulo en una pierna en 1998.