“Medina es un hombre
de familia y un excelente hijo. A él le preocupan las cosas del país...”
El comentarista de
“El Gobierno de la Mañana” Álvaro Arvelo (hijo) aseguró, este martes, que el
discurso emitido por el presidente de la República, Danilo Medina, no tuvo
desperdicio, calificándolo de perfecto.
Arvelo sostuvo que
quedó impresionado con la alocución del jefe de Estado, indicando que, en el
mismo, Medina 'no se fue a lo artificial', sino que profundizó sobre los temas
nacionales y expuso los puntos claves de sus primeros cien días de gobierno.
“Danilo es un hombre
de familia y un excelente hijo. A él le preocupan las cosas del país. Fue un
discurso llenó las expectativas. Habló de justicia social y otros
temas sumamente importantes para la nación. Yo felicito al
presidente por este formidable discurso”, precisó el periodista.
El comentarista
expresó que la parte que más le gustó de la intervención, fue cuando el
mandatario se refirió a la puesta en marcha, a partir de enero, un plan de
seguridad ciudadana, considerando que la delincuencia es la que desestabiliza
al país, por lo que es de vital importancia ponerle freno.
Martelly
malagradecido
En otro orden, Arvelo
habló de la entrevista que le hiciera un periódico español al presidente de
Haití, Michell Martelly, donde el mandatario no mencionó a la República
Dominicana como uno de sus principales países que fue en auxilio tras el
terremoto de la nación y en sentido generan, por lo que lo consideró como un
malagradecido.
“El presidente
rockero Michell Martely, en una entrevista en su visita Cuba, no mencionó al
país como uno de los contribuyentes con el desarrollo de Haití. Ese
malagradecido no mencionó al pueblo dominicano, ni a Leonel Fernández, el
presidente más solidario con Haití”, precisó el comentarista.
Afirmó que el presídete
haitiano habló de todo, “hasta de rock and roll”, y en ningún momento habló de
la República Dominicana en tres páginas de entrevista, indicando que no
“soporta la ingratitud”, porque el Estado dominicano no está obligados a ayudar
a la vecina nación.