Venezuela en proceso de conteo de votos
Como casi ningún otro proceso de votación anterior, estas elecciones no solo mostraron a un país dividido en dos mitades contrapuestas —escisión que el resultado de hoy ratificará—, sino que esas mitades, conformadas por ciudadanos de a pie, se dejan coreografiar a control remoto por los comandos de las opciones políticas que siguen. Literalmente.
En un esfuerzo por contrarrestar la operación oficialista de remolque de electores rezagados, que se suele activar al final de la jornada para compensar o recalcar tendencias percibidas desde la sala de control del chavismo, el candidato opositor, Henrique Capriles Radonski, había pedido a sus seguidores acudir por “paquetes” y a lo largo del día durante el proceso, que se extiende oficialmente desde las 6 de la mañana hasta las 6 de la tarde. Tal vez por influjo de esa consigna, por la mañana los centros de votación lucían vacíos, contrario a las tradicionales filas de horas de duración de otras ocasiones.
La situación se reprodujo en la tarde, creando confusión entre los electores y pánico entre los comandos de ambas tendencias, que empezaron a llamar a los ciudadanos a las urnas. Entre uno y otro espejismo, el proceso parece haber fluido mejor que en otras ocasiones, bien por las mejoras tecnológicas introducidas, un mayor adiestramiento de los electores, o porque prácticamente se trataba de elegir entre dos opciones –de un total de ocho candidatos inscritos. Maduro aseguró que a esa hora ya habían votado “más de 11 millones” de venezolanos. Según datos extraoficiales, la participación se sitúa entre el 70 y el 75%, un poco menos que en las elecciones de octubre pasado cuando participó el 80%.
El cierre de los colegios electorales –exceptuando aquellos donde aún hubiera electores en espera de turno para votar— pone punto final a una jornada repleta de incidentes menores. Entre las denuncias de electores, abundaron referencias a grupos de militantes del oficialismo que, montados en motocicletas, recorrían las calles de las principales ciudades del país para corear consignas en favor del candidato Nicolás Maduro o intimidar a adversarios. En un colegio de Montalbán, al oeste de Caracas, se detuvo a un ciudadano que portaba 40 cédulas de identidad falsas. En un centro del este, hubo un conato de disturbios. Desde el comando Simón Bolívar, opositor, se denunció el uso de acompañantes en las casillas de votación para supervisar el voto de los ciudadanos.
Maduro hace campaña el día de las elecciones
El presidente encargado, Nicolás Maduro, convocó al filo de la hora de comer una conferencia de prensa que fue debidamente trasmitida en directo por los canales públicos de televisión y que el candidato del oficialismo aprovechó para reiterar sus promesas de campaña. La comparecencia provocó indignación en las redes sociales. El heredero de Chávez apareció ante un cartel del Consejo Nacional Electoral (CNE), teórico árbitro de los comicios.
Maduro aseguró que “Venezuela tiene el sistema más perfecto del mundo” y que tres grandes empresas internacionales estaban dispuestas a invertir en el país “porque Venezuela es el centro del desarrollo económico de la región”. Prometió luchar contra la inseguridad en las calles y concluyó su intervención asegurando que la historia de la Revolución Bolivariana “continúa” porque “el pueblo es su garantía”.
Después ejerció su derecho al voto en la sede del CNE donde no le correspondía, pero que ha hecho posible una modificación realizada fuera de plazo. En principio, el colegio electoral de Maduro estaba en Valencia, en el Estado de Carabobo.
Todo fue transmitido en directo por las televisiones públicas así como una entrevista con su esposa Cilia Flores, procuradora general de la República (abogada del Estado) tras depositar su voto. Unos vídeos de archivo sobre Hugo Chávez llamando a la unidad completaron la propaganda del candidato del Gobierno.
Por la tarde, hubo un cruce de declaraciones televisadas desde los comandos de los principales candidatos, Nicolás Maduro y Henrique Capriles Radonski. A unos minutos de que comenzaran a cerrar los colegios, las cuentas en twitter de Maduro, así como del oficialista Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV), fueron intervenidas por hackers. Una organización del Perú se responsabilizó por el ataque. El trance fue oportunidad para una caída nacional del servicio de Internet en toda Venezuela. Desde la cuenta de twitter del vicepresidente Jorge Arreaza, el gobierno venezolano dio a conocer que el apagón se había tratado de una maniobra defensiva para evitar otros hackeos, lo que confirmó un secreto a voces: como temían y advertían muchas organizaciones de la sociedad civil, el régimen venezolano, como en el Egipto de Hosni Mubarak o el Irán de Mahmud Ahmadinejad, puede interrumpir a su antojo la conexión a la red mundial.